10 cosas que no deberías decir nunca a tu jefe

Todos sabemos lo difíciles que son las relaciones en el trabajo. Con los compañeros… y también con nuestros jefes, con quienes es difícil que por motivos de trabajo no haya algún roce y eso afecte a la relación personal que se tenga. Por parte de los trabajadores es importante que para mantener esa buena relación, se eviten ciertos comentarios o temas. Aquí algunos de ellos.

1. Criticar a nadie por su trabajo.
Cuando un equipo formado por varios empleados es el responsable de sacar el trabajo adelantes, es obvio que surgirán problemas. Si para resolverlos (y que el trabajo salga mejor) es necesario hablar con tu jefe, hazlo. Pero hazlo sin criticar a ningún compañero ni acusarlos de no trabajar o hacerlo mal. Hay otras fórmulas más diplomáticas sin aludir a nadie directamente: “Creo que podemos mejorar el producto haciendo hincapié en…”; “podemos hacerlo mejor si lo hacemos así…”. Porque si aludes a alguien directamente, imagina que tu jefe se molesta.

2. Criticar a nadie por su vida.
Lo anterior es extrapolable a la vida privada de tus compañeros. No quedes como un chismoso o un cotilla delante de tu jefe haciendo juicios de valor sobre los demás porque no sabes si tu jefe puede molestarse por ello, y sobre todo por la imagen que puedas dar tú.

3. Seducirle.
Seducir a un jefe o a una jefe puede ser una fantasía común en muchos trabajadores españoles pero casi mejor dejamos este tipo de historias a los guionistas de pelis de sobremesa ya que el tiro puede salirnos por la culata y que se lo tome mal o se sienta acosado o acosada.

4. Que ha llegado tarde.
Reprocharle al jefe que ha llegado tarde, que no cumple sus horarios o que no cumple con su deber puede ser un argumento de peso para un sindicato pero no para tu relación personal. Puede que lleves razón con ello pero mejor no abuses de la confianza para hacerle este reproche, seguro que a él/ella no le hace demasiada gracia.

5. En general, hacerle la pelota.
El otro extremo es hacerle la pelota. Demasiados halagos pueden llegar a volverse en tu contra porque el jefe o la jefa no es tonto y sabe identificar perfectamente al pelota de turno. Adular por adular no gusta y tu jefe puede colgarte rápidamente el ‘sambenito’ de pelota, lo cual no juega mucho a tu favor.

6. Que te tienes que ir antes el día que te necesitan.
Justo el día que más te necesita tu jefe, fallas y te vas a antes o le dejas ‘tirado’ porque no te apetece quedarte un poco más tiempo a trabajar, o que no puedes porque has quedado para echar un partido de pádel con los vecinos de la urbanización. Decirle que no a tu jefe, y más bajo estos argumentos, no te deja en buen lugar.

7. Que te suban el sueldo o si no…
Los chantajes y las amenazas no son plato de buen gusto. Tal vez merezcas una subida de sueldo pero esa no es la vía adecuada para conseguirlo. Hay fórmulas más diplomáticas que tener que acudir al chantaje ya no solo en lo referente al sueldo sino para cualquier aspecto.

8. Contarle tus aventuras nocturnas.
Que este fin de semana has estado ‘de pedo’ con los amigotes y haciendo el gamberro hasta las 10 de la mañana es algo que a tu jefe no le importa. Más aún si lo haces a menudo. Es mejor no contarle tus aventuras porque lo único que puede conseguir es que te labres una imagen errónea de ti mismo y eso se traslade a tu trabajo, aunque sea ejemplar.

9. Confesarle problemas económicos o personales.
Parecido al punto anterior, tu jefe no tiene por qué conocer si Hacienda te ha embargado una cuenta por no pagar una multa o que has pillado a tu pareja con otra persona o si vas al médico porque te han diagnosticado una gonorrea (por poner tres ejemplos). Se trata de cuestiones personales que deben quedar en tu entorno más cercano para que tu jefe no saque conclusiones equivocadas que afecten a tu día a día, que es ejemplar.

10. ¡Esta empresa es una mierda!
En fin, criticar a tu empresa, en la que trabajáis tu jefe y tú, puede llegar a ser contraproducente. Posiblemente desconozcas los verdaderos vínculos que tiene el jefe o la jefa con la empresa y criticarla de manera feroz no es el camino.