¿Frenan los niños la vida laboral de una mujer?

Desgraciadamente muchos estudios avalan que hombres y mujeres están aún lejos de la igualdad de género. Uno de los últimos lo daba a conocer las Naciones Unidad, la ONU. En el marco de la 59ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (organismo perteneciente a la ONU) se concluyó que si bien se ha avanzado mucho en la lucha por la igualdad de género, la representatividad en los puestos de liderazgo en las empresas aún no son suficientes a favor de las mujeres.

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De hecho, según los datos que maneja la entidad, en los últimos 20 años ha aumentado un 20 por ciento la representatividad femenina, pero la presencia masculina continúa siendo mayor, y solamente el 5 por ciento o menos de las presidencias de las corporaciones más importantes son ocupadas por mujeres.

 

1. Pero… ¿cuál es la causa? ¿La maternidad? ¿Las tareas domésticas?

Trasladémonos a nuestro país. Según la última Encuesta de Empleo del Tiempo elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, el 91,9 por ciento de las mujeres destinan cuatro horas y media al día al cuidado del hogar y la familia, mientras que el 74,7 por ciento de los hombres emplean la mitad: dos horas y media. Unas cifras que, por tanto, manifiestan a las claras que el cuidado del hogar y de los niños condicionan el trabajo de las mujeres o viceversa, pero que obviamente están relacionados.

2. La llamada brecha salarial

La consecuencia de tener que dedicarle más tiempo a la casa y de que no accedan a puestos directivos en la misma proporcionalidad es que se produce una brecha salarial entre hombres y mujeres a favor de los primeros. Según un informe del sindicato UGT de este mismo año, ellas cobran de media 19.537 euros anuales, 6.144 euros menos que ellos.

De esto se deduce que las mujeres deberían trabajar 79 días más que los hombres para cobrar lo mismo. Y esto no tiene consecuencias solo en el presente, también en el futuro porque para cobrar una pensión de la misma cantidad, una mujer necesitaría trabajar 11 años y medio más que un hombre en un trabajo de igual valor.

3. ¿Quién tiene la culpa?

Y de todo ello, ¿quién tiene la culpa? ¿Los hijos? Lo cierto es que no todas las mujeres tienen hijos, y por supuesto las que ocupan cargos directivos también los tienen. Parece por tanto que los niños podrían no ser la causa. Y es que según un estudio publicado en Harvard Business Review en 2014, las mujeres que no se sentían satisfechas con su trayectoria profesional no culpaban de ello al cuidado de los niños, sino a haber dado prioridad a la carrera de sus parejas.

4. Un argumento, el estado civil

Tal vez la tesis del estudio de la Harvard Business Review tiene un aliado en otro informe de la Universidad Complutense de Madrid, que ha detectado diferencias en el mercado laboral en función de la situación familiar de cada mujer.

Así, la posición de las mujeres casadas en el mercado laboral las sitúa en casi todos los casos en una clara posición de desventaja en cuanto a tasa de empleo (42,3%), no sólo respecto a los hombres (54%), sino también a mujeres solteras (46,3%) o divorciadas (54,2%). Los expertos dicen que esto se debe a que muchas casadas optan por hacer una pausa o retirarse del mercado de trabajo remunerado, al menos temporalmente, o se ven expulsadas del mismo por circunstancias asociadas al hecho de estar casadas.

5. Un último estudio: Hardvard.

Es la naturaleza tradicional de los propios matrimonios la que ‘corta las alas’ a la carrera profesional de la mujer. Así se desprende de una macroencuesta realizada en Hardvard a 25.000 antiguos alumnos de su escuela de negocios (entrenados para asumir posiciones de liderazgo), de los que el 83 por ciento estaba casado.

El 60 por ciento de los encuestados hombres aseguraba estar “extremadamente satisfecho” con su experiencia laboral y sus oportunidades de ascenso, pero solo el 40 por ciento de las mujeres se mostró en ese mismo nivel de satisfacción. Tras finalizar sus estudios, el 75 por ciento de los hombres consideraba que serían sus parejas las que en el futuro se harían cargo de los niños en mayor medida; pero lo más curiosos es que el 50 por ciento de las mujeres se resignaba a que serían ellas las que deberían asumir ese rol.

Para concluir, la gota que colmaba el vaso de la desigualdad: más del 70 por ciento de estos encuestados hombres consideraba que sus carreras tendrían prioridad sobre la de sus esposas; y cerca del 40 por ciento de las mujeres se resignaba a que fuera así.

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