Cómo un ascenso puede perjudicar el clima laboral
Por difícil que parezca, hay algo aún más difícil en los últimos años que encontrar un buen puesto de trabajo: lograr un ascenso laboral. Muchas empresas -en realidad, muchos empresarios- se han aprovechado de la crisis para recortar puestos de trabajo, reducir sus gastos de personal y aumentar sus beneficios a costa de los trabajadores, pero también se han aprovechado de la situación para utilizar la crisis como excusa perfecta para no subir ni un euro a sus empleados.
Para quienes llevan bastante tiempo trabajando en una empresa con las mismas condiciones económicas es desalentador que su trabajo, su dedicación y su compromiso con la compañía no se vea recompensado de forma justa con un aumento de su salario.
Pero, también aquí, sólo hay algo peor que no lograr un ascenso: que lo consiga otra persona que, en nuestra opinión, lo merezca menos que nosotros. Y, por muy prudentes que seamos y muy buena relación que tengamos con nuestros compañeros y con nuestros jefes, difícilmente podremos disimular nuestra sensación de malestar y de enfado.
Claro que también puede ocurrir que seamos nosotros quienes logremos el ascenso y que sean los demás los que se indignen y los que nos empiecen a ver de forma diferente. Ya que el mal ambiente en el trabajo es poco menos que inevitable, al menos que sea porque nos han ascendido a nosotros y no a otros, ¿no?
Para evitar estas situaciones, las empresas optan por la salida más fácil y por la que trae menos problemas: no ascender a nadie salvo que no haya más remedio. Y eso, claro está, no es nada justo y además se puede volver en su contra porque así sólo conseguirán que sus trabajadores se sientan menos motivados y comprometidos con la empresa.
Por eso, tal y como te contamos en este otro artículo, quizá no sea mala idea que todos supiéramos cuánto cobran nuestros compañeros -y que ellos sepan cuánto cobramos nosotros-para que haya una mayor transparencia, menos desigualdades y, tal vez, menos recelos.
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