Que las empresas apuesten por gente joven, sin dejar de lado lógicamente a los profesionales con experiencia, es algo que estaría muy bien si realizasen contratos dignos y no aprovecharan -como hacen muchas empresas- para ahorrar dinero tirando de becarios a los que pagan muy poco dinero o, directamente, no pagan.
Según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, el número de becarios que trabajan con un convenio entre una universidad y una empresa pasó de los 20.000 de 2013 a los 70.000 en 2015, aunque esos datos no reflejan el número real de becarios que trabajan en España porque no incluyen a los becarios con prácticas no remuneradas, que en nuestro país superan el 60% según un estudio de la Comisión Europea.
La normativa que regula las prácticas en las empresas presenta numerosos vacíos legales que son aprovechados por muchas compañías para aumentar sus beneficios o reducir sus pérdidas. En algunas empresas hay incluso más becarios que personal contratado y no sólo eso, sino que los becarios asumen tareas, funciones y responsabilidades que no les competen y trabajan más horas de las que les corresponden.
Así que el daño es doble: por un lado, para los profesionales con experiencia, que en muchos casos se ven sustituidos por jóvenes en prácticas; y, por otro, para los propios becarios, que ven cómo su carga de trabajo, en horas y en funciones, es mayor de la que deberían asumir.
Ante la ausencia de un límite en el número de becarios que puede tener una empresa, Podemos y sus diferentes confluencias presentaron en el primer trimestre de 2016 una Proposición no de Ley para limitar el número de becarios en una empresa a un máximo del 5% del total de la plantilla y, en aquellas con menos de 10 trabajadores, a una sola persona.
La propuesta también incluía un límite anual de 500 horas de trabajo para los becarios con un máximo de 6 horas al día y una remuneración económica obligatoria equivalente al Salario Mínimo Interprofesional. Por el momento, no parece que la situación vaya a cambiar a corto plazo.
No se trata de decir «becarios, no», como dijo en su momento Josep Pedrerol en el programa Punto Pelota, precedente del actual El Chiringuito de Jugones -palabras por las que posteriormente se disculpó-, sino de que los becarios cobren el dinero que les corresponde por su trabajo y que las empresas no sustituyan personal con un contrato por becarios a los que no pagan.
Si te gustaría formar parte de uno de los supermercados que Supercor tiene distribuidos por…
En pleno corazón de la provincia de Burgos, se encuentra Belorado, un pequeño pueblo con…
Si estás buscando un trabajo de verano que combine aire libre, sol y buenas condiciones…
Con la llegada del verano, muchas empresas del sector turístico refuerzan sus plantillas para hacer…
Leroy Merlin busca reforzar su equipo con personal adicional. Si estás en búsqueda de empleo,…
Con la llegada del verano, muchas empresas refuerzan sus equipos para hacer frente al aumento…