Ayer varios centenares de trabajadores de la compañía aérea Air France penetraron violentamente en la sede del grupo, agrediendo a varios miembros de la dirección, justo en el momento en que se estaba desgranando el nuevo Plan de ajuste por el que se reduciría un 10% la oferta de vuelos, lo que se traduce en que una supresión de 2.900 puestos de trabajo. Tras lo ocurrido, la dirección afirma que presentará una denuncia por «violencia agravada«.
La reunión que, finalmente tuvo que ser cancelada, se estaba celebrando en el Aeropuerto Internacional Charles De Gaulle, cuando un grupo de trabajadores logró superar las barreras de seguridad y alcanzar al director de Recursos Humanos, a quien le desgarraron la camisa. Mientras, el presidente de Air France, Frédéric Gagey, abandonaba de forma precipitada el lugar al ver entrar a los trabajadores.
Según las cifras adelantadas a los sindicatos, la empresa pretende prescindir en los dos próximos años de 300 pilotos, 700 azafatas y 1.900 miembros del personal en tierra, de los 64.000 trabajadores que tiene su plantilla, ya que la compañía francesa considera que la mitad de sus rutas de larga distancia son deficitarias y que necesita mejorar la productividad de la plantilla en un 17 % para poder ser competitiva.
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