El gran debate: Teletrabajo, ¿si o no?
Hace algunos años (no tantos) era impensable que nos planteáramos poder hacer nuestro trabajo desde casa pero hoy en día es posible hacerlo. De hecho, según algunos estudios, casi el cien por cien de las empresas españolas tienen capacidad para implantar el teletrabajo, pero sólo el 13,2 por ciento lo fomentan. La pregunta es, ¿por qué? Bueno, pues ese es el debate.
1. Lo piden los trabajadores.
En el lado de quienes defienden esta forma de producir están obviamente los trabajadores, que prefieren fórmulas en las que la jornada se adapte más a su vida familiar. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, lo reclama el 57 por ciento de empleados de nuestro país, pero solo el 21,8 por ciento de las empresas tienen hoy en día programas de trabajo remoto dentro de su estrategia.
2. Miedo del empresario.
¿Cuál es entonces el motivo de que no se implante si, según otros estudios, aumenta la productividad de las empresas en un 25 por ciento? Además, pueden tomar como ejemplo los países de nuestro entorno: según Adecco, la media de teletrabajadores en Europa es de entre un 10 y un 15 por ciento, mientras que en España nos quedamos en un 7,5. El empresario sin duda tiene miedo, y miedo a los resultados.
3. La tradición ‘presencialista’
Otro de los argumentos utilizados por los empresarios más reacios a implantar métodos de teletrabajo se basa en la tradición ‘presencialista’ de nuestra historia laboral más reciente. En España, el jefe tiene que verte en la oficina. Aunque no estés haciendo nada. Pero si te ve, es como que ya estás haciendo algo. Y si no te ve, parece que no estás haciendo nada, aunque ya hayas terminado tu trabajo.
4. Ahorro de costes.
En términos generales, teletrabajar produce un ahorro de costes por ambos lados. El trabajador dejará de gastar tiempo y dinero en transporte, mientras que la empresa podría ahorrarse gastos de oficina.
5. ¿Por qué no una ‘tercera vía’?
Hay quien ofrece una tercera vía: no trabajar todos los días en la oficina. El ahorro de costes no sería total en este caso pero la empresa no tendría que disponer de sitio para todos sus trabajadores porque nunca coincidirían. Así, también se podría de algún modo conciliar parte de la vida familiar de los trabajadores y mantendrían eso que llaman ‘cultura de empresa’, es decir, no desconectarían del todo de la dinámica de la compañía, otro de los miedos del empresario cuando se plantea incorporar el teletrabajo.
6. La regulación.
Lo cierto es que para que todo esto se implantara, se necesitaría también un ‘empujón’ desde las administraciones: que, por un lado, lo fomenten, y por otro lo regulen. Y es que en España no existe un desarrollo normativo muy concreto, lo que provoca temor en las empresas. La Ley 3/2012 de 6 julio, de medidas urgentes para la Reforma del Mercado Laboral (EDL 2012/130651), es la norma que regula por primera vez en nuestro país el trabajo que se realiza preponderadamente desde el domicilio del trabajador o el lugar libremente elegido por éste. Es decir el trabajo a distancia, o teletrabajo. En definitiva, no deja de ser un primer marco normativo que requerirá en un futuro de mayor desarrollo.
7. La autodisciplina.
Antes hemos indicado que la mayoría de los trabajadores pide teletrabajar. Sin embargo, también los hay reacios. Estos en general creen que si se quedan en casa no van a rendir, que no van a tener ‘autodisciplina y por eso prefieren ir a la oficina. Pero ya hemos hablado de los resultados, al final según los estudios hay mayor productividad.
8. Posibilidades de control tecnológico.
Esa autodisciplina y presencialismo antes aludidos tienen solución en la tecnología. Ya existen apps, programas, etc. que pueden controlar que el trabajador ‘fiche’. Esa tecnología permite al trabajador ser productivo en cualquier lugar.
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