Las situaciones incómodas que sufrimos a la hora de pedir las vacaciones
Pedir las vacaciones y, sobre todo, ponerte de acuerdo con compañeros y con jefes, puede llegar a ser un muy mal trago para ti y para tus compañeros. Normalmente hay que ceder en parte de tus exigencias. La situación puede generar en un ambiente desagradable y en roces innecesarios.
1. Preguntar por las vacaciones el primero
A todos nos da un poco de vergüenza ser los primeros. En este caso, preguntar el primero por las vacaciones. Tocar la puerta de tu jefe y preguntarle. O mandar un mail. Y lo peor es la respuesta, que en un 99 por ciento de las veces es un “ya lo iremos viendo” o un “todavía es pronto”.
2. Llega el mes de mayo, ves ofertas, y…
Sigue pasando el tiempo y tú ves que empiezan a surgir de tu ordenador decenas de ofertas que te gustaría coger pero no puedes porque aún no te han confirmado las vacaciones. Mueves Roma con Santiago en la redacción con tu viaje, poniéndote colorado cada vez que pides que, por favor, tus vacaciones de ensueño dependen de que habléis el tema. Empiezas a tener fama de cansino y todo el mundo pasa ya de tu viaje.
3. Ser el recién llegado
Ser el recién llegado es una faena. Además de no poder elegir tus vacaciones y de comer mucho ‘estiércol’ en verano, vas a tener que preguntarle a tus compañeros y a tu jefe que cómo se organizan para cogerse las vacaciones con el miedo de que piensen que “mira este, acaba de llegar y ya está pensando en sus vacaciones”.
4. Padres y madres
Para los que no tenemos hijos, ‘lidiar’ con padres y madres puede llegar a ser un tormento. Tus vacaciones dependen de que los hijos de tus compañeros puedan quedarse o no con sus abuelos cuando tú te quieres ir. Esa circunstancia y ese argumento de “es que la primera de agosto no tengo con quién dejar a los niños” te perseguirá siempre como un martillo pilón. Y te costará un disgusto tratar de explicarle (sin éxito) a tu compañero/a que tus vacaciones no pueden depender de sus hijos, y que sus hijos son tan importantes para él/ella como para ti cualquier otra cosa o plan, está al mismo nivel. Para los que tienen hijos, nos imaginamos que será difícil acoplarlos en verano y adaptarlos a la jornada laboral.
5. Padres y madres… separados
Es lo mismo que el punto anterior solo que tus vacaciones dependen de cuándo les toque estar con los niños a tu compañero/a. Es decir, hay algún compañero que se tiene que coger siempre una quincena en cuestión porque es la que tiene al hijo y tus vacaciones serán o no serán las que quieres en función de cuándo tengan a los hijos. Otra situación que hará que te irrites y tengas que tragar saliva y acabar cediendo.
6. ¡Porque tú el año pasado elegiste las vacaciones primero!
Otra situación incómoda es el recordar lo que ocurrió el año anterior, o mejor dicho, recordarlo mal. Echarse cosas en cara como “tú elegiste primero el año pasado” y que te digan que no fue así cuando tú sabes que así fue. Momentos tensos que pueden provocar también el recuerdo de que si te has cogido un puente o no, si tienes tantos días de vacaciones y ya te has cogido no sé cuántos, y decenas de historias más.
7. Bodas, bautizos y comuniones en vacaciones
El verano es tiempo de bodas y acontecimientos sociales varios. Los que trabajan los fines de semana no tienen más remedio que pedirlo de vacaciones y claro, cuando tienes que pedirte días por necesidad y hay algún compañero que también lo quiere o a tu jefe no le hace mucha gracias… pues tienes un problema.
8. La confirmación que no llega
Tu jefe os dijo a principios de abril que le mandarais ya las peticiones de las vacaciones. Por un momento creíste que podrías planearlas con mucho tiempo de antelación. Llega julio y aquí nadie ha dicho ni pío. Vuelta a preguntar. Oye, no quieres parecer pesado pero estás a 5 de julio y no sabes qué va a ser de ti.
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