Tanatopraxia: cómo ser maquillador de muertos
Entre las profesiones menos deseables que existen figuran las relacionadas, de una forma u otra, con la muerte. Es el caso de los oficios de enterrador o de asistente en tanatorios, pero también de otras profesiones como la de tanatopractor/a, es decir, maquillador/a de personas fallecidas.
Para ejercer esta profesión, además de una formación específica, es necesaria una preparación psicológica adecuada para que este tipo de trabajo afecte lo menos posible a quien lo practica. Lógicamente, se trata de un trabajo para el que no todo el mundo está capacitado y que está desaconsejado a las personas fácilmente impresionables.
Para trabajar como maquillador de muertos hay diferentes cursos de tanatopraxia y tanatoestética que ofrecen la formación necesaria para el aseo y maquillaje de cadáveres. Uno de ellos es el que imparte ESSAT, la Escuela Superior de Auxiliares y Técnicos, en Madrid y Valencia, que tiene un duración de 520 horas, de las que 100 están dedicadas a clases teóricas, 140 a un estudio tutorizado, 250 al proyecto y 30, a las prácticas en tanatorios concertados.
El temario de este curso se divide en cinco bloques: conservación transistoria y embalsamiento de cadáveres con productos biocidas; restauración y reconstrucción de cadáveres; tanatoestética; extracciones de tejidos, prótesis, marcapasos y otros dispositivos contaminantes del cadáver; y manejo de técnicas y habilidades relacionales para la prestación de un servicio de tanatopraxia.
En la página web tanatomadrid.es también puedes encontrar información sobre sus cursos de tanatopraxia y tanatoestética, cuyas clases prácticas imparten en Madrid, Sevilla, Valencia y Las Palmas. La parte teórica, que se puede preparar a distancia, incluye los temas que señalábamos antes y añade un bloque sobre gestión de la actividad de la tanatopraxia.
Después de recibir la formación necesaria para trabajar como tanatopractor y el consiguiente diploma como técnico en tanatoestética y tanatopraxia, las salidas profesionales más habituales en este campo son las de trabajar en tanatorios y funerarias, pero no son las únicas. También se puede desarrollar esta profesión en centros sanitarios, centros anatómico-forenses, centros de investigación, bancos de tejidos y donación de órganos o en residencias geriátricas.
|